¡Hola a todos!
¿Cómo está siendo la vuelta a la rutina? La mía bastante intensa, pero con ganas de coger el ritmo. Por ello, hoy os traigo una pequeña presentación de un libro que se publicó este verano y que nos habla de pasado, presente, de enfrentarnos a los problemas y de superarlos.
¿Quieres conocer mejor a sus protagonistas masculinos? Su autora, Ángela Drei, nos los presenta.
He quedado en el bar de Beth para charlar con los protagonistas de «El cielo en tus ojos». En una de las mesas me esperan Evan, Jeam y Baran. Están tomando unas cervezas y hablan entre ellos, no parecen muy contentos. Baran asiente varias veces, con los labios apretados y esa arruguita que se le forma en el entrecejo cuando está molesto por algo. El único que parece relajado es Evan, que se recuesta con calma en la silla, con los pies estirados y una media sonrisa juguetona que hace brillar sus ojos negros. A su lado, Jeam sujeta la jarra de cerveza y se coloca el cuello de la camisa. En cuanto me acerco, los tres se levantan y me estrechan la mano. Tres apretones fuertes. Tres hombres muy diferentes pero con algo en común: hay fuerza y determinación en su mirada.
EVAN
Así que quieres que te cuente algo de mi vida… deja que piense. No me gusta hablar de mí, esa es la verdad. Antes vivía en Nueva York, pero no me gustaba, estaba harto de los coches… ya sabes (en este momento me guiña un ojo y no puedo evitar sonreír como una boba). Así que me largué. A Jeam le iba bien y decidí probar suerte con él, no me asusta trabajar duro. Soy invencible. Y aquí estoy, en Lincoln.
No se me ocurre nada más. Me levanto muy temprano (hace una pausa para hacer un gesto de odio a Jeam, que niega con calma) y voy a trabajar, estamos haciendo una reforma en el hospital, es un buen curro. Cuando puedo salgo con los compañeros a tomar algo, hay un local genial donde suelen ir los médicos, tiene buena cerveza. (Jeam carraspea y Evan pone los ojos en blanco antes de seguir). Hay una chica, sí. Trabaja en el hospital. Es preciosa (en este momento las risitas de Jeam y Baran hacen que Evan vuelva a lanzarle una mirada de advertencia, pero no parece que esté enfadado de verdad). Estoy loco por ella. Pero no se lo digas.
JEAM
Mi nombre es Jeam Grant, aunque Evan se empeña en llamarme Gran Jeam, el apodo que tenía hace años en Nueva York. Cuando vine a Lincoln no tenía ni idea de lo que iba a encontrarme, pero trabajé en todo lo que salía hasta que conseguí comprarme una casa. Es pequeña y está un poco alejada, pero está bien para mí. Eso es todo.
(Evan le da un codazo y los dos murmuran algo, entonces Jeam dice algo entredientes y hace que el chico se eche a reír de esa forma desenfadada tan suya).
Hay cosas de las que no me gusta hablar, lo siento, y mi vida privada es una de ellas. No tengo ninguna relación ni quiero. Estoy bien así.
(Aunque escucho algunas protestas de Baran y Evan, Jeam cruza los brazos sobre su enorme pecho con la mirada firme. No hay más preguntas, está claro).
BARAN
Nací lejos de aquí, en Europa. Llegué a Lincoln casi al mismo tiempo que Jeam y tuve la suerte de encontrarle. Trabajamos juntos. Es un buen jefe. (Jeam le da un golpe amistoso en el hombro y se lanzan una mirada que dice más que sus palabras).
Me gusta vivir aquí. Aunque no quiero trabajar toda mi vida de obrero. Me gustaría abrir un gimnasio. Tener algo mío. (Antes de que haga la siguiente pregunta, niega con la cabeza y sus ojos azules muestran una frialdad que no me sorprende)
No hay ninguna mujer. Estoy bien solo.
Y estoy es todo lo que puedo contar. El resto prometí que me lo guardaría. Lo que sí puedo adelantar es que esconden mucho más de lo que dicen, hay toda una historia detrás de cada uno de ellos, una que explica por qué tres hombres tan distintos han terminado en una ciudad como Lincoln.
Hola
ResponderEliminar¡Menuda manera de llamar mi atención! No conocía la obra aunque la portada me llama y tampoco he tenido el gusto de leer a la autora, pero creo que me pondré a ello próximamente.
un bes💕