Título: Su banana
Autor/a: Penelope Bloom
Autor/a: Penelope Bloom
Editorial: Terciopelo
Nº de páginas: 190
Fecha publicación: 11 Abril 2019
Sinopsis
ÉL ES ADICTO AL POTASIO
A mi nuevo jefe le gustan las reglas, pero hay una que nadie se atreve a romper.
Tocarle la banana.
En serio. El tío es un adicto al potasio o algo.
Si nos ponemos tiquismiquis, la verdad es que me la metí en la boca.
Y la mordisqueé… Incluso me la tragué.
Lo sé. Soy una chica mala, malísima.
Y luego lo vi, y te lo creas o no, atragantarte con la banana de un tío no es la mejor manera de causar una buena impresión.
Debería retroceder un poco en el tiempo. Antes de tocar siquiera la banana de un multimillonario, me asignaron mi primer artículo como periodista empresarial. No era el típico artículo de relleno que siempre me endosaban. No iba a entrevistar a un basurero sobre sus rutas preferidas ni a escribir un artículo que contara que recoger las cacas de los perros de los jardines de los demás sería el próximo bombazo.
No. De eso nada, monada.
Era mi gran oportunidad. Por fin podría demostrar que no era un desastre con patas, torpe y balbuceante. Me iba a infiltrar en Galleon Enterprises para investigar las sospechas de corrupción.
Dentro música de James Bond.
Podía hacerlo. Solo tenía que conseguir el puesto de trabajadora en prácticas y bordar la entrevista con Bruce Chamberson.
Lo mismo daba que pareciera una estatua sacada de las fantasías y deseos de cualquier mujer, con ese «no sé qué» que lleva a algunos hombres a cuestionarse su propia sexualidad. Necesitaba el puesto. Nada de accidentes. Nada de desastres. Nada de torpezas. Solo tenía que mantener el tipo durante menos de una hora.
Demos un salto hacia delante para llegar al momento previo a la entrevista y me verás en la sala de descanso, banana en la mano. Una banana que, literalmente, tenía su nombre escrito con un rotulador permanente negro. Al cabo de unos segundos, entró él y me pilló con las manos en la banana. Al cabo de unos segundos más, me contrató.
Ya, lo sé. A mí tampoco me pareció que fuera una buena señal.
A mi nuevo jefe le gustan las reglas, pero hay una que nadie se atreve a romper.
Tocarle la banana.
En serio. El tío es un adicto al potasio o algo.
Si nos ponemos tiquismiquis, la verdad es que me la metí en la boca.
Y la mordisqueé… Incluso me la tragué.
Lo sé. Soy una chica mala, malísima.
Y luego lo vi, y te lo creas o no, atragantarte con la banana de un tío no es la mejor manera de causar una buena impresión.
Debería retroceder un poco en el tiempo. Antes de tocar siquiera la banana de un multimillonario, me asignaron mi primer artículo como periodista empresarial. No era el típico artículo de relleno que siempre me endosaban. No iba a entrevistar a un basurero sobre sus rutas preferidas ni a escribir un artículo que contara que recoger las cacas de los perros de los jardines de los demás sería el próximo bombazo.
No. De eso nada, monada.
Era mi gran oportunidad. Por fin podría demostrar que no era un desastre con patas, torpe y balbuceante. Me iba a infiltrar en Galleon Enterprises para investigar las sospechas de corrupción.
Dentro música de James Bond.
Podía hacerlo. Solo tenía que conseguir el puesto de trabajadora en prácticas y bordar la entrevista con Bruce Chamberson.
Lo mismo daba que pareciera una estatua sacada de las fantasías y deseos de cualquier mujer, con ese «no sé qué» que lleva a algunos hombres a cuestionarse su propia sexualidad. Necesitaba el puesto. Nada de accidentes. Nada de desastres. Nada de torpezas. Solo tenía que mantener el tipo durante menos de una hora.
Demos un salto hacia delante para llegar al momento previo a la entrevista y me verás en la sala de descanso, banana en la mano. Una banana que, literalmente, tenía su nombre escrito con un rotulador permanente negro. Al cabo de unos segundos, entró él y me pilló con las manos en la banana. Al cabo de unos segundos más, me contrató.
Ya, lo sé. A mí tampoco me pareció que fuera una buena señal.
Opinión Personal
Me llamó mucho la atención este libro porque, sinceramente, las historias de amor en el trabajo, entre compañeros o entre jefes y empleadas, siempre me han gustado o, por lo menos, me han picado la curiosidad. Este libro su tema principal es ese: Natasha entra a trabajar en la empresa de Bruce con una misión en concreto, pero lo hace con mal pie, pues Bruce es adicto a las Bananas y Natasha, el día de su entrevista de trabajo, se la come, y Bruce la pilla.
Comienza a trabajar como secretaria o, más bien, ayudante en prácticas con un único objetivo: que se humille ella sola y se despida. Pero Natasha, además de ser alguien torpe y con tendencia a meter la pata, también es alguien competente y que paso a paso saber hacerse un sitio.
Bruce parece alguien obsesionado con el trabajo y el orden. Todo lo tiene meticulosamente pensado y organizado y, alguien como Natasha en su vida, solo puede ponerla del revés.
No voy a decir mucho más porque, además de que el epílogo lo resume bastante bien, veis que es extremadamente cortito y se lee muy rápido. Es de estas lecturas frescas, sin muchos detalles, que van directas al grano y que son ideales para leer entre lecturas densas. No es un gran libro porque, además, creo que abusan de la palabra Banana en exceso, haciéndola tan repetitiva que pierde un poco el sentido del libro, pero sí es una historia para pasar el rato, reírnos un rato y hacernos pasar un bien momento.
Comienza a trabajar como secretaria o, más bien, ayudante en prácticas con un único objetivo: que se humille ella sola y se despida. Pero Natasha, además de ser alguien torpe y con tendencia a meter la pata, también es alguien competente y que paso a paso saber hacerse un sitio.
Bruce parece alguien obsesionado con el trabajo y el orden. Todo lo tiene meticulosamente pensado y organizado y, alguien como Natasha en su vida, solo puede ponerla del revés.
No voy a decir mucho más porque, además de que el epílogo lo resume bastante bien, veis que es extremadamente cortito y se lee muy rápido. Es de estas lecturas frescas, sin muchos detalles, que van directas al grano y que son ideales para leer entre lecturas densas. No es un gran libro porque, además, creo que abusan de la palabra Banana en exceso, haciéndola tan repetitiva que pierde un poco el sentido del libro, pero sí es una historia para pasar el rato, reírnos un rato y hacernos pasar un bien momento.
Gracias a la editorial por el ejemplar
Hola :)
ResponderEliminarHabía visto el libro por ahí, por el momento lo dejo pasar porque no me llama mucho la atención pero no lo descarto del todo.
Besos
Hola! He visto alguna reseña del libro pero es que no me atrae nada así que lo dejo pasar. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola
ResponderEliminarOiss, pues este no me llama mucho, mira que me gusta el género pero no se me hace llamativo, así que por el momento lo dejaré pasar.
Un bes💕
Hola.
ResponderEliminarNo conocía el libro pero me ha llamado mucho, así que me lo llevo apuntado para más adelante.
Nos leemos.